Acerca de la Fotobiomodulación
¿Qué Es La Terapia De Fotobiomodulación?
La terapia de fotobiomodulación se define como una forma de terapia de luz que utiliza fuentes de luz no ionizantes, incluidos láseres, diodos emisores de luz y/o luz de banda ancha, en el espectro electromagnético visible (400-700 nm) y en el infrarrojo cercano (700-1100 nm). Es un proceso no térmico que involucra cromóforos endógenos que provocan eventos fotofísicos (es decir, lineales y no lineales) y fotoquímicos a diversas escalas biológicas. Este proceso da como resultado resultados terapéuticos beneficiosos que incluyen, entre otros, el alivio del dolor o la inflamación, la inmunomodulación y la promoción de la cicatrización de heridas y la regeneración de tejidos.1 El término terapia de fotobiomodulación (PBM) ahora está siendo utilizado por investigadores y profesionales en lugar de términos como terapia con láser de bajo nivel (LLLT), láser frío o terapia con láser.2
Los principios fundamentales que sustentan la terapia de fotobiomodulación (PBM), tal como se entienden actualmente en la literatura científica, son relativamente sencillos. Existe consenso en que la aplicación de una dosis terapéutica de luz a tejidos deteriorados o disfuncionales conduce a una respuesta celular mediada por mecanismos mitocondriales que reducen el dolor y la inflamación y aceleran la curación.3
El objetivo principal (cromóforo) para el proceso es el complejo citocromo c que se encuentra en la membrana interna de la mitocondria celular. El citocromo c es un componente vital de la cadena de transporte de electrones que impulsa el metabolismo celular. A medida que se absorbe la luz, se estimula el citocromo c, lo que lleva a un aumento de la producción de trifosfato de adenosina (ATP), la molécula que facilita la transferencia de energía dentro de la célula. Además de ATP, la estimulación láser también produce óxido nítrico libre y especies reactivas de oxígeno. El óxido nítrico es un potente vasodilatador y una importante molécula de señalización celular involucrada en muchos procesos fisiológicos. Se ha demostrado que las especies reactivas de oxígeno afectan muchas vías de señalización fisiológicas importantes, incluida la respuesta inflamatoria. En conjunto, se ha demostrado que la producción de estas moléculas de señalización induce la producción de factores de crecimiento, aumenta la proliferación celular y la motilidad, y promueve la deposición de la matriz extracelular y las vías de supervivencia. Fuera de la célula, la señalización de óxido nítrico impulsa la vasodilatación, lo que mejora la microcirculación en el tejido dañado, suministrando oxígeno, azúcares vitales, proteínas y sales al tiempo que elimina los desechos.4