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Endocrine Abstracts

El informe inicial del síndrome de Antidiuresis Inadecuada (SIAD) se publicó recientemente en 1960 en el American Journal of Medicine. Schwartz y sus colegas describieron una elegante serie de estudios fisiológicos, en los que se demostró que dos pacientes con hiponatremia y carcinoma de pulmón no podían excretar una carga de agua y que respondieron a la restricción hídrica con un aumento de la concentración plasmática de sodio. Llamaron a este síndrome SIADH; en los 60 años transcurridos desde entonces, los requisitos básicos de diagnóstico para el SIAD – hiponatremia, orina concentrada, concentración elevada de sodio en orina, euvolemia y exclusión de cortisol y deficiencia de hormona tiroidea – siguen siendo el estándar de oro para la definición del síndrome. La neoplasia, en particular el carcinoma de pulmón, sigue siendo una de las principales causas del síndrome. Además, todas las guías publicadas recientemente recomiendan que el tratamiento empleado en estos casos índice, la restricción de líquidos, permanezca como opción terapéutica de primera línea. Sin embargo, mucho ha cambiado. El desarrollo de métodos RIA para la medición de vasopresina plasmática (AVP) ha llevado a una definición más compleja de SIAD, y las técnicas de biología molecular han demostrado que la AVP se produce ectópicamente en el tejido tumoral. Datos recientes han demostrado que la deficiencia de cortisol es más común de lo que se había reconocido anteriormente como causa de DAI, y que la necesidad de excluir el hipotiroidismo es de dudoso valor. Los datos también han cuestionado el valor clínico de la restricción de líquidos en la reversión de la hiponatremia; los antagonistas de los receptores AVP, los vaptan, son claramente más efectivos clínicamente, aunque la rentabilidad sigue siendo un problema. Los datos prospectivos ponen de relieve la necesidad de tratar activamente la DAI, que muestra que la DAI está asociada a un aumento de la mortalidad que no puede atribuirse únicamente a la comorbilidad. Por último, las directrices para el manejo de la hiponatremia aguda recomiendan el tratamiento en bolo con solución salina hipertónica en lugar de la infusión continua; los datos clínicos muestran que esto es seguro y eficaz para restaurar la función cognitiva.