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William Tuke

En 1791, William Tuke fue conmovido por un incidente que involucró a Hannah Mills, una melancólica viuda cuáquera, que murió inesperadamente en el Manicomio de York. Aunque la causa de su muerte no estaba clara, se sospechaba de malos tratos y los gerentes habían prohibido a Mills recibir visitas. La hija de Tuke, Ann, propuso fundar una institución mental dirigida por cuáqueros para sus propios miembros. En una reunión de la Sociedad de Amigos en marzo de 1792, Tuke presentó su plan para aquellos que «trabajaron bajo esa dispensación más aflictiva: la pérdida de la razón.»Sin embargo, la propuesta encontró una oposición significativa. Algunos miembros consideraron que una institución de ese tipo era innecesaria, mientras que otros consideraron que excedía la jurisdicción de una comunidad cuáquera. La pequeña minoría de partidarios incluía al hijo de Tuke, Henry, y al gramático Lindley Murray.

Durante una visita al Hospital St.Luke’s en Londres, Tuke fue testigo de condiciones terribles para los pacientes. Fue particularmente afectado por una paciente desnuda que había sido encadenada a una pared. Tuke creía que el abuso no era cruel en su intención, sino que marcaba la falta de alternativas efectivas.

York Retiro edificio original c. 1796

en 1795, apoyo financiero y social de la comunidad era todavía limitada. La Sociedad de Amigos finalmente aprobó el plan cuando la amiga de Tuke, Lindley Murray, sugirió recaudar fondos a través de anualidades. Tuke compró 11 acres de tierra (4,5 hectáreas) por £938 y trabajó en estrecha colaboración con un arquitecto de Londres, John Bevans, para llevar a cabo su visión para el nuevo asilo. A diferencia de otras instituciones de la época, York Retreat presentaba pasillos largos y aireados que permitían a los pacientes pasear, incluso si se les impedía salir al exterior. Un mes después de la llegada de los primeros pacientes en junio de 1796, la muerte inesperada de su superintendente, Timothy Maud, obligó a Tuke a intervenir y dirigir el Retiro él mismo.

William Tuke permitió a sus médicos hacer sus propias observaciones y aplicarlas en la práctica. El sangrado y otros remedios tradicionales se abandonaron en favor de métodos más suaves, como baños calientes para pacientes con melancolía. Tuke creía que la salud física y mental estaban inextricablemente vinculadas e hizo hincapié en la necesidad de una dieta y ejercicio adecuados. Trató de inculcar un sentido de la razón, no del miedo, y limitó el uso de restricciones físicas. Se animaba a los pacientes a ponerse cómodos y, a menudo, realizaban tareas como coser y tejer.

El enfoque fue ampliamente ridiculizado al principio. William Tuke señaló: «Todos los hombres parecen abandonarme.»Sin embargo, con el tiempo se hizo famoso en todo el mundo como un modelo de enfoques más humanos y basados en la psicología.