Los 3 Tipos de Miedo Y Cómo liberarse De Ellos
Lo que si sabía cómo obtener todo lo que quería en la vida; ¿te hacen más preocupaciones, tomar más riesgos, a disfrutar de cada momento sin ninguna duda…lo harías? ¿Permitirías que tu vida cambiara?
Todos los días, miles de nosotros nos marcamos metas para esforzarnos por ser mejores hoy que ayer. Nos sentamos e imaginamos cómo la vida sería mejor, más satisfactoria, si alcanzáramos esa felicidad que creemos que queremos y necesitamos. A medida que pasan los días, y esa chispa original con la que sostuvimos y nos sentimos vivos comienza a desvanecerse, nos movemos más y más de ser y sentir vida, a estar paralizados por cualquier movimiento.
3 Tipos de Miedos
Esta parálisis se manifiesta en todos nosotros en forma de miedo. El miedo nos impide avanzar, dejar ir y asumir riesgos. El miedo es como la jaula para pájaros, manteniéndonos dentro, dictando lo que debemos hacer y lo que está o no permitido. Controla nuestro ser.
Hay tres tipos de miedos; miedo al fracaso, miedo al dolor y miedo al ahora.
- El miedo al fracaso se puede articular mejor en tener miedo de nunca tener lo que queremos, o alcanzar lo que queremos y no estar satisfechos, no saber cómo aceptar lo que hemos pedido y movernos a ese lugar de felicidad pura.
- El miedo al dolor es el dolor que resurge de nuestro pasado, la samsara que nos impide avanzar hacia la consecución de nuestro objetivo. Es la decepción que hemos soportado y la soledad que sentimos durante esos tiempos, permanecer en la situación equivocada por una creencia de escasez. Es la creencia de que si no se salta la idea o se aferra al objeto del deseo, nunca volverá.
- El miedo al ahora viene de la creencia de que no eres suficiente. No te permites dar el siguiente paso porque en el nivel subconsciente crees que no eres suficiente. Esa vocecita que parlotea todo el tiempo diciéndote que aún no estás ahí, que no lo tienes, que no vas a aspirar a lo que querías aspirar.
Saber que tipo de miedo que impulsa su decisión es como el pájaro levantar la palanca y abrir la puerta de la jaula, la libre. Esta percepción abrirá sus posibilidades para alcanzar la felicidad que desea en la vida.
Solía estar atrapado en el miedo al dolor, cerraba mi corazón a la experiencia de la vida, mostrando solo en la superficie lo que creía que necesitaba ser o solo dejando que la gente entrara lo suficiente para tocar la pared interior.
Ahora temo menos, pero no soy intrépido, eso sería imprudente. No me muevo con impulso, sino con fuerza, sabiendo que abrir mi corazón y dejar que las paredes se desmoronen no es algo tan malo después de todo. Me hace sentir humano. Permitirme ser tocado, y tocar a los demás con gracia y vulnerabilidad, es abrir mis puertas a nuevas experiencias, nuevas conexiones y, en última instancia, a comprender y conocer a mi amigo interior: yo.
Que todos encuentren el amigo más significativo en ustedes mismos.