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Uso para Focalización

La focalización es un concepto valioso para el diseño de entornos narrativos porque facilita la consideración y la reflexión sobre la articulación de conflictos dramáticos, tanto intra-personaje, como la agonía de la conciencia, y entre personajes, como la lucha agónica, y también la inversión dramática de focalizaciones de un personaje a otro para permitir el multi-perspectivalismo, una capacidad útil en nuestro mundo plural y diverso.

El modelo narratológico de Gerard Genette, presentado a finales de la década de 1960, en Cifras, es el responsable de establecer el concepto de focalización en los estudios narrativos. Fludernik (2005: 40) sugiere que este término ha reemplazado en gran medida a los términos tradicionales perspectiva y punto de vista, pero la relación entre focalización y punto de vista es más complicada que la simple sustitución.

Niederhoff (2011) propone que la focalización «puede definirse como una selección o restricción de información narrativa en relación con la experiencia y el conocimiento del narrador, los personajes u otras entidades más hipotéticas en el mundo de la historia.»En general, Genette piensa en la focalización en términos de conocimiento e información, definiéndola como una selección de información narrativa con respecto a lo que tradicionalmente se llamaba ‘omnisciencia’. Ryan, Foote y Azaryahu (2016: 20) sugieren que la diferencia entre punto de vista y focalización es que el primero representa una posición espacial desde la que se observa una escena, independientemente de si esta posición está ocupada o no por alguien, mientras que el segundo sugiere que la escena está inscrita en la conciencia de alguien.

Genette hace una distinción entre la focalización y el narrador. Genette se refiere al narrador a través de la metáfora gramatical de la ‘voz’. Las teorías anteriores habían analizado categorías como narrador en primera persona, omnisciencia y perspectiva de cámara bajo un solo término, generalmente punto de vista o perspectiva. Genette consideró que tales tratamientos del sujeto confundían dos cuestiones: la de quién es el personaje cuyo punto de vista orienta la perspectiva narrativa (‘¿quién ve?’), la posición desde la que se pueden ver los acontecimientos de la narrativa; y la pregunta muy diferente de quién es el narrador (‘¿quién habla?’), el punto desde el que se cuenta la historia. Un solo texto puede contener varios puntos de vista o tipos de focalización en diferentes momentos de la narración. Al presentar una narrativa a los lectores, un autor puede usar uno o más de los tres puntos de vista: primera, segunda y tercera persona.

Genette distingue entre focalización cero, por un lado, y un par de términos que definen puntos de vista restringidos, focalización interna y externa, por otro. Con cero focalización, el narrador autor está por encima del mundo de la acción, mirando hacia abajo, y es capaz de ver las mentes de los personajes, así como de moverse entre los diversos lugares donde tiene lugar la historia («narrador omnisciente»). Esta perspectiva es irrestricta o ilimitada en contraste con las limitaciones de la focalización interna y externa. En el caso de la perspectiva interna, la visión se limita a la de un solo personaje; en la de la perspectiva externa, a una visión del mundo desde el exterior, que no permite comprender el funcionamiento interno de la mente de las personas.

El modelo geneteano es, sin embargo, inconsistente, argumenta Fludernik (2009), porque el carácter reflector se presenta por medio de la focalización interna, pero ve otros caracteres bajo las restricciones de la focalización externa. Los personajes reflectores o figuras reflectoras se llaman así, originalmente por Henry James, porque «reflejan» la historia al lector en lugar de contársela como lo haría un narrador.

Bal, M. (1997). Narratología: introducción a la teoría de la narrativa, 2a ed. Toronto: University of Toronto Press.Fludernik, M. (2009). Focalización, perspectiva, punto de vista. In: An Introduction to Narratology (en inglés). Londres, Reino Unido: Routledge, 36-39.